Bitácora de Víktor Gómez “Valentinos para compartir noticias, actos y novedades culturales, escrituras, encuentros literarios, presentaciones de libros, crítica y reseñas y otras varias curiosidades.
viernes, 29 de junio de 2007
NOMADAS VALENCIANOS: SEGOVIA, TALENS
jueves, 28 de junio de 2007
OTRA POESIA ES POSIBLE
Un abrazo a todas y todos,
Vuestro
Víktor Gómez
Otra poesía es posible.
La cuestión del sujeto y la crítica social en la poesía reciente.
Antonio Méndez Rubio.
Los debates sobre poesía y política no dejan de ser un signo de los tiempos. Entre sus premisas, hemos heredado algunas tan amplias que dificultan un planteamiento ajustado a los casos concretos, al tiempo que tienden a bloquear la posibilidad de realizar distinciones y plantear argumentos no reducidos al simple pre-juicio acrítico.
Estoy pensando en el uso de tópicos generales como son las ideas de compromiso, lo social, reflejo de la realidad... como si de hecho fuera posible alguna práctica (poética en este caso) que no estuviera condicionada por (y condicionando) el mundo del que forma parte necesaria. En este sentido, es importante no olvidar que el punto no es entonces si compromiso-sí o compromiso-no, si reflejo de la realidad-sí o no, etc. sino, a la vista de la ingenuidad de este tipo de negaciones, indagar entre formas distintas de entender las relaciones entre poesía y sociedad, es decir, reconocer y afrontar las diferencias en cuanto a cómo concebimos nuestro estar en el mundo. Sería un error ver como opción lo que es necesidad: toda poesía se compromete de una u otra manera con el estado de las cosas, pero no siempre se trata de un compromiso con una visión crítica y transformadora. Por eso lo que necesitamos es abordar el tema de las maneras de ver, teniendo en cuenta que, en un mundo catastrófico, vuelve a ser actual la afirmación de Adorno: "Nada hay que sea inofensivo"
(1)Puntos de partida.Desde el punto de vista de los precedentes histórico-literarios más inmediatos puede decirse que la cuestión ha girado en torno al eje del realismo. Desde el período de la posguerra española, y hasta la década de los años sesenta, los enfrentamientos poético-políticos equipararon la crítica social con una visión estrictamente realista. Se dejaba así de lado la lección humilde que en el resto de Europa habían dado las vanguardias: que de un mundo en estado crítico sólo se puede hacer cargo un lenguaje en crisis, problematizado, autorreflexivo. En buena medida, la generación poética del 70 reavivó este principio desde múltiples ángulos (Martínez Sarrión, Vázquez Montalbán, Ullán, L. M. Panero, Talens, Azúa, Carnero, Núñez...) pero su recepción, y su propia evolución en muchos casos, son muestras de hasta qué punto se trata de una cuestión pendiente.
Ya entrando en los años ochenta el realismo narrativo, en efecto, resurgió articulado con propuestas ideológicas explícitamente de izquierdas. Sin embargo, su tradicionalismo formal ayudó a que esas nuevas poéticas terminaran confluyendo con las vertientes más conservadoras del panorama contemporáneo. Esta evolución de la llamada poesía de la experiencia, tan próxima al significado real de una transición política donde el socialismo y el comunismo de estado (o de partido) han experimentado mayoritariamente esa misma ambigüedad, fue objeto de análisis crítico por parte del equipo Alicia Bajo Cero. En su estudio Poesía y poder (1997) Alicia Bajo Cero desmontaba en detalle este fenómeno ideológico que venía caracterizando el período de euforia figurativa, datable entre 1985 y 1995. No es sorprendente que este ejercicio de crítica a contracorriente fuera mal recibido e incluso sistemáticamente silenciado por los baluartes de la opinión pública. Poesía y poder fue tratado como un ejemplo perfecto de aquello que, entre otras cosas, denunciaba: una dinámica institucional, poética y "crítica", no tan preparada para la reflexión y el diálogo como para la propaganda y la publicidad (1).
Puntos de partida.
Desde el punto de vista de los precedentes histórico-literarios más inmediatos puede decirse que la cuestión ha girado en torno al eje del realismo. Desde el período de la posguerra española, y hasta la década de los años sesenta, los enfrentamientos poético-políticos equipararon la crítica social con una visión estrictamente realista. Se dejaba así de lado la lección humilde que en el resto de Europa habían dado las vanguardias: que de un mundo en estado crítico sólo se puede hacer cargo un lenguaje en crisis, problematizado, autorreflexivo. En buena medida, la generación poética del 70 reavivó este principio desde múltiples ángulos (Martínez Sarrión, Vázquez Montalbán, Ullán, L. M. Panero, Talens, Azúa, Carnero, Núñez...) pero su recepción, y su propia evolución en muchos casos, son muestras de hasta qué punto se trata de una cuestión pendiente.
Ya entrando en los años ochenta el realismo narrativo, en efecto, resurgió articulado con propuestas ideológicas explícitamente de izquierdas (2). Sin embargo, su tradicionalismo formal ayudó a que esas nuevas poéticas terminaran confluyendo con las vertientes más conservadoras del panorama contemporáneo. Esta evolución de la llamada poesía de la experiencia, tan próxima al significado real de una transición política donde el socialismo y el comunismo de estado (o de partido) han experimentado mayoritariamente esa misma ambigüedad, fue objeto de análisis crítico por parte del equipo Alicia Bajo Cero. En su estudio Poesía y poder (1997) Alicia Bajo Cero desmontaba en detalle este fenómeno ideológico que venía caracterizando el período de euforia figurativa, datable entre 1985 y 1995. No es sorprendente que este ejercicio de crítica a contracorriente fuera mal recibido e incluso sistemáticamente silenciado por los baluartes de la opinión pública. Poesía y poder fue tratado como un ejemplo perfecto de aquello que, entre otras cosas, denunciaba: una dinámica institucional, poética y "crítica", no tan preparada para la reflexión y el diálogo como para la propaganda y la publicidad
(3)El tema que aquí se nos presenta es todavía complejo, afectado por un notable déficit de apertura crítica, así que intentaré enfocar los argumentos que siguen en torno a dos elementos: uno más específico sobre la noción de sujeto, otro a manera de marco a propósito de las relaciones entre lenguaje y realidad. En cuanto al primero, Alicia Bajo Cero llamó la atención sobre la urgencia de no personalizar sino (con)textualizar el problema de un modelo de sujeto poético autosuficiente, robinsoniano, ontologizado como categoría, en la línea de lo que más tarde se ha llamado con acierto sujeto ensimismado.
Esta concepción experiencial del sujeto se ha visto desbordada al menos por dos tácticas implícitamente polémicas, que comparten de diversa forma la idea (5) de que "es un principio moral no hacer de uno mismo su propia casa". Estas dos tácticas, no totalmente desvinculables ni homogéneas en ningún caso, podrían pensarse a partir de la diferencia (en relación) que Paul Ricoeur establece entre ideología y utopía (6). Según Ricoeur, lo ideológico tiene que ver con aquella mirada que se proyecta sobre lo que existe desde lo que existe, mientras que lo utópico se gesta en mirar lo que existe desde lo no existente, esto es, desde una posición de ilusión, de deseo o, como tal vez diría Bajtín, exotópica. En rigor, ambas no pueden separarse y lo que de hecho nos encontramos en todo lenguaje no es la presencia o ausencia de lo ideológico o lo utópico sino formas concretas y distintas de poner en práctica esa relación. Así, necesariamente se diferencian sin escindirse, lo que nos permite, por un lado, reconocer grados de diversidad y de orientación crítica (en la línea de los dos siguientes epígrafes) así como, por otro, avanzar en la comprensión de las vías posibles de diálogo entre unos y otros y salir, con ello, del peligro (7) que implica un etiquetado fácil. Como se sabe, la tensión expresiva del dictum cernudiano no reside tanto en el polo de la realidad o del deseo como en la y que los une y que, al tiempo, los distancia y enfrenta. (3).
Estas dos tácticas, no totalmente desvinculables ni homogéneas en ningún caso, podrían pensarse a partir de la diferencia (en relación) que Paul Ricoeur establece entre ideología y utopía (6). Según Ricoeur, lo ideológico tiene que ver con aquella mirada que se proyecta sobre lo que existe desde lo que existe, mientras que lo utópico se gesta en mirar lo que existe desde lo no existente, esto es, desde una posición de ilusión, de deseo o, como tal vez diría Bajtín, exotópica. En rigor, ambas no pueden separarse y lo que de hecho nos encontramos en todo lenguaje no es la presencia o ausencia de lo ideológico o lo utópico sino formas concretas y distintas de poner en práctica esa relación. Así, necesariamente se diferencian sin escindirse, lo que nos permite, por un lado, reconocer grados de diversidad y de orientación crítica (en la línea de los dos siguientes epígrafes) así como, por otro, avanzar en la comprensión de las vías posibles de diálogo entre unos y otros y salir, con ello, del peligro (7) que implica un etiquetado fácil.
(9). Dicha apertura se presenta como experiencia de desposesión, del "hombre sin voz", atravesado por una alteridad que lo descompone y lo hace estallar, re-partirse. David Eloy Rodríguez, por ejemplo, escribe "Soy una casa deshabitada", y habla a la vez de "los transeúntes de mí mismo" y de que "no se pueden recomponer los fragmentos / de un espejo roto" (10), en versos que remiten a una identidad fracturada, a un sujeto ya no compacto y fijo sino más bien impulsado (expulsado) en la dirección de una inquietud nomádica: la figura espectral del viajero, el recurso a los trenes en Beltrán, o un sujeto de la enunciación en situación de exilio como se encarna en ese diálogo entre lo íntimo y lo político, entre amor y revolución que esCartas de amor de un comunista, de Isabel Pérez Montalbán, o como se deja seguir en el movimiento incansable e indetenible que constituye La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón (11). Es lógico que esta estética crítica asuma su vocación anticanónica. Y que esta asunción, por definición, admita múltiples variables. El trabajo subtextual y de montaje en casos como los ya citados es uno de los recursos más inmediatamente visibles. Otro es la apelación a una corporalidad grotesca y al lenguaje bajo, como ocurre en Leche de camello, de Eladio Orta (Fuenteheridos, Ediciones Piratas, 1999) o en el realismo sucio de poetas como David González que, en confluencia con Wolfe o Fonollosa, usa un lenguaje directo, pronunciado por un yo-antisocial, inserto en lo más sórdido de la realidad actual. El realismo autobiográfico se vuelca en la experiencia de los ninguneados, es decir, en la vida de quienes han quedado y quedan todavía fuera de toda luz que los refleje: "nuestras caras no se reflejan en ningún espejo" (12), punto éste en que la teoría mecanicista del reflejo, tan grata a la ortodoxia soviética del compromiso (de Zdanov a Lukács pasando por Lenin) se ve confrontada con sus propios límites, en una especie de(9). Dicha apertura se presenta como experiencia de desposesión, del "hombre sin voz", atravesado por una alteridad que lo descompone y lo hace estallar, re-partirse. David Eloy Rodríguez, por ejemplo, escribe "Soy una casa deshabitada", y habla a la vez de "los transeúntes de mí mismo" y de que "no se pueden recomponer los fragmentos / de un espejo roto" (10), en versos que remiten a una identidad fracturada, a un sujeto ya no compacto y fijo sino más bien impulsado (expulsado) en la dirección de una inquietud nomádica: la figura espectral del viajero, el recurso a los trenes en Beltrán, o un sujeto de la enunciación en situación de exilio como se encarna en ese diálogo entre lo íntimo y lo político, entre amor y revolución que es Cartas de amor de un comunista, de Isabel Pérez Montalbán, o como se deja seguir en el movimiento incansable e indetenible que constituye La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón (11).
Los poemarios más recientes de David González son una exploración vivencial de lo que significa ser carne de cañón en un estado supuestamente avanzado, democrático y rico como la España del ya siglo XXI. En el poema titulado "carbón" ( Sembrando hogueras, 2001) el marco autobiográfico hace posible la narración en primera persona de la descomposición social que caracteriza lo que, en economía política, ya se conoce como neoliberalismo. En este sentido, esta actitud converge abiertamente con la poesía de Salustiano Martín ( Pasa la voz, hermano, Madrid, Bartleby, 2000) y Antonio Orihuela (en el último año ha publicadoLo que piensa la ballena del arponero y Piedra, corazón del mundo). Las referencias a la dictadura franquista y a las víctimas de la guerra civil, centrales en poemas de González como "Sparrings" ( Sparrings) y "nadie con ese nombre" (Sembrando hogueras), se amplían en muchos textos de Orihuela. Entre unos poemas y otros se va tejiendo un frente de resistencia al avance supuestamente plausible de la socialdemocracia, cuya enseñanza ideológica central, como ya pusiera en evidencia Walter Benjamin (13), consiste en idealizar la libertad de quienes vendrán detrás para olvidar mejor el sometimiento de quienes les precedieron.
En un muro corriente de una ciudad argentina, entre los tumultos desesperados que han conmocionado ese país en los últimos meses, apareció recientemente una pintada que decía: "No queremos ser realistas!". Y es razonable pensar que una declaración tan crucial como ésta, salvando las distancias, venga al caso. En cierto modo, se dirá, claro que no se puede dejar de ser realista, como tampoco de ser utópico: ambos aspectos son, siguiendo a Ricoeur, dos dimensiones propias de cualquier acto de lenguaje, que probablemente no puedan deslindarse de los juegos entre presencia y ausencia característicos de todo signo. De modo que, de nuevo, la clave reside en cómo realidad y deseo, o ideología y utopía, se relacionan de cara a producir un efecto de crítica revolucionaria.
Al igual que puede decirse que el realismo crítico no carece de una dimensión utópica, pero que ésta cede el primer plano a una retórica entendida como lucha ideológica inmediata, también es cierto que la poesía no figurativa da prioridad a lo no reconocible, incluso a una crítica de toda acepción dogmática del Significado, y que esta crítica incorpora la confrontación ideológica concreta. Lo que aquí está en juego es una acción que algunos sociólogos llamarían prepolítica: un trabajo con lo preconsciente orientado no tanto en torno al reconocimiento como desde y hacia el desconocimiento. Recordando las palabras de Wittgenstein en el sentido de que los límites de un lenguaje coinciden con los límites de un mundo, esta segunda opción concibe el conflicto con el mundo a partir de un conflicto en los límites del lenguaje. La realidad no es aquí sólo ni fundamentalmente una especie de apriori que el lenguaje debe aspirar a fotografiar sino, más bien, un mundo percibido y construido, inseparable de los efectos de sentido que el lenguaje proyecta. Su lugar es a la vez un no-lugar, su rumbo una deriva, una experiencia radical de libertad y descontrol. Un mundo abierto, o al menos donde se ha dejado en suspenso la pertinencia de la noción misma de frontera (15) En lo tocante a la cuestión del sujeto, éste se deja apreciar ahora como categoría subordinada a una dialéctica que le da sitio y significación. Me refiero al par sujeto/objeto y a sus correlatos de identidad/realidad, cuya dinámica inercial queda deconstruida y desplazada, como una especie de efecto dominó que neutraliza el poder operativo que a dicha oposición le otorgaba la tradición idealista y positivista. Excede el espacio de estas páginas demostrar que, no sólo la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, sino pensadores tan distintos entre sí como Wittgenstein o Deleuze han contribuido a explicar esta conmoción estética y política, teórica y práctica. Otra cosa es si las instituciones educativas y la crítica literaria al uso han contribuido a explicar los trabajos de estos pensadores o si, por el contrario, es usual encontrar un tratamiento acríticamente despectivo o, como diría De Man, una resistencia ciega a la práctica de la teoría. Queda asimismo en el aire la pregunta sobre por qué dichas instituciones no hacen esto.
(15). En lo tocante a la cuestión del sujeto, éste se deja apreciar ahora como categoría subordinada a una dialéctica que le da sitio y significación. Me refiero al par sujeto/objeto y a sus correlatos de identidad/realidad, cuya dinámica inercial queda deconstruida y desplazada, como una especie de efecto dominó que neutraliza el poder operativo que a dicha oposición le otorgaba la tradición idealista y positivista. Excede el espacio de estas páginas demostrar que, no sólo la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, sino pensadores tan distintos entre sí como Wittgenstein o Deleuze han contribuido a explicar esta conmoción estética y política, teórica y práctica. Otra cosa es si las instituciones educativas y la crítica literaria al uso han contribuido a explicar los trabajos de estos pensadores o si, por el contrario, es usual encontrar un tratamiento acríticamente despectivo o, como diría De Man, una resistencia ciega a la práctica de la teoría. Queda asimismo en el aire la pregunta sobre por qué dichas instituciones no hacen esto.
Así tal vez se comprende mejor cómo la crítica social puede estar funcionando, invisible, en poemas asimismo de Fermín Herrero, como son "Like black scattering birds" o "A sueldo", y esto contando con una enunciación de este tipo: "Y los huecos progresan, me desmantelan, / poco a poco intiman y me borran", o "Sólo quien se despoja día a día, / incluso de sí mismo, acierta" (16). "Por veredas borradas", las palabras juegan sus cartas de silencio, las imágenes trabajan el negativo de su luz, el envés del tapiz. Juan Carlos Mestre ha escrito: "No conozco otra conciencia que la oscuridad translúcida" (...) "encuentro a mi amigo en la revuelta, me hospedo en un lugar impenetrable" (...) "la boca del inexistente se parece a mi boca" (...) "ahora puedo contemplarme en lo desaparecido" (17)... dando continuidad al romanticismo más revolucionario y autoconsciente, el que escribió su nombre en el agua... Llegados a este punto, se multiplican hemorrágicamente los ejemplos de esta táctica esquiva: referencialidad mínima, articulada con un discurso no figurativo, sintácticamente inestable, que radicaliza su manera fragmentaria de encarnar un mundo hecho pedazos. No otra cosa dinamiza series como Cuántas llaves (1998), Arenario (1998, especialmente relevante es el poema "I have a dream. Y eres un niño negro...") o La mujer automática (1996) (18), donde el descentramiento significante apunta en el sentido de un materialismo libertario.
Como en una sala de cinematógrafo, el proyector vive de la oscuridad, pero no por capricho. Y es que, en última instancia, ¿hasta qué punto son comprensibles (asimilables a una lógica clara y lineal) las experiencias límite, la muerte, el ansia, el abandono, la desaparición...? Este límite del lenguaje, que a menudo una posición mentalista reduce a "irracionalismo", es también un límite de la realidad, pero ahí justo se asoma una mirada nueva, inquieta "bajo la luz de la utopía, sobre un mapa para niños" en el que "ningún lugar se puede encontrar" (19) porque todo sentido nace de su desaparición. O como ha planteado Deleuze, lo que se abandona no es tanto el Yo como su prepotencia, y de ahí que más que de mímesis haya que hablar de devenir, es decir de un pensamiento sin imagen y de una nueva política: aquella que sea capaz de combinar la lucha social con el dejar que emerja la pregunta: "¿Cómo volverse imperceptible?" (20). Ante todo, y aun a riesgo de que el sinsentido se dé como un síntoma efectivo del terror (así en Beckett o en Carroll) la escritura necesita para ello ser más productora que representativa o, como se decía en tiempos de revuelta, ser realista en la medida de atreverse a pedir lo imposible.
"Así aprendió por fin a no verse la voz". Este verso de J. C. Suñén se incluye en un poemario que, a la luz de lo expuesto, se convierte en escalofriante: en Cien niños (Cátedra, 1999, p. 66) Suñén maneja una crítica de la identidad desde una estética de la rotura, y recurre al espacio privilegiado de la nota aclaratoria a pie de página para insertar una exploración paralela de la comunicación poética. Un desafío a la inteligibilidad que habrá que decidir si es una desconsideración hacia la lectura o, por el contrario, una manera de proponer una lectura verdaderamente creativa y crítica. Mientras tanto, a quien defienda la primera opción le quedarán todavía los viejos versos de Luis Cernuda en Los placeres prohibidos (1931):
Notas
(1) Theodor W. Adorno: Minima moralia, Madrid, Taurus, 1998, p. 21.
(2) Poco citada es la antología colectiva de título 1917 versos (Madrid, Ediciones Vanguardia Obrera, 1987) que, bajo la advocación de Rafael Alberti, recogía poemas de autores tan relevantes hoy como Javier Egea, Luis García Montero, Antonio Jiménez Millán, Benjamín Prado, Álvaro Salvador y Javier Salvago.
(3) Noam Chomsky ha caracterizado el aparato informativo propio de la cultura masiva en las democracias (neo)liberales como un modelo de propaganda cuyo criterio rector consistiría, justamente, en hacer inviable el contraste con puntos de vista diferentes al dominante no reconociendo su existencia (véase por ejemplo Ilusiones necesarias (Control del pensamiento en las sociedades democráticas), Madrid, Libertarias/Prodhufi, 1992).
(4) Léase a este respecto el ensayo de Virgilio Tortosa Escrituras ensimismadas (La autobiografía literaria en la democracia española), Universidad de Alicante, 2001. En cuanto a la diferencia entre personalizar y textualizar, hay que decir que ésta no sólo no se discutió ni se comprendió sino que en algún momento fue contestada (no la diferencia en sí sino la carga crítica que comportaba) bajo la forma del insulto autodefensivo, como sucedió en el artículo "La nueva poesía española" firmado por Felipe Benítez Reyes (Claves de razón práctica, núm. 58, 1995, pp. 52-55).
(5) Adorno, ibidem, p. 36.
(5) Adorno, ibidem, p. 36.
(6) P. Ricoeur: Ideología y utopía, Barcelona, Gedisa, 1994. He desarrollado una aplicación posible de esta argumentación en Poesía y utopía, Valencia, Episteme, 1999.
(7) Peligro que se resume en este verso de Eladio Orta: "las etiquetas están al servicio del poder" (en tránsito, Huelva, Ediciones del 1900, 1995, p. 10).
(8) Isla Correyero: Feroces (Radicales, marginales, y heterodoxos en la última poesía española), Barcelona, DVD, 1998.
(9) F. Beltrán: El hombre de la calle, Diputación de Granada, 2001, p. 39.
(10) Cito del poemario Miedo de ser escarcha, Sevilla, Qüásyeditorial, 2000.
(11) Ambos libros editados por Germania, Valencia, Colección "Hoja por ojo", en 1998 y 1999 respectivamente. Una clave cercana a esta conjugación de lo privado con la amargura ante/desde lo público, un sujeto espectral y su fragmentación en una pluralidad móvil se ha dado también en Constelaciones al abrir la nevera (Madrid, Hiperión, 1996) de Ángel Petisme: "Tengo la sospecha de ser un invisible" (p. 41); "Somos piezas de un puzzle insobornable, somos pedazos de una conciencia joven y más justa, fragmentos que vuelven a su imán" (p. 83). El texto de Petisme se aproxima hasta cierto punto a la narratividad autocomplaciente de la poesía de la experiencia, pero salva el riesgo de ensimismamiento en virtud tanto de la desmesura de su registro como de la temática sociopolítica –que venía apareciendo excepcionalmente en libros como Además (1993) de L. García Montero y en autores aislados a principios de los noventa como Jorge Riechmann.
(12) En Sparrings, Oviedo, Línea de Fuego, 2000, pp. 69-71. A continuación remito al libro de David González Sembrando hogueras, Madrid, Bartleby, 2001.
(13) W. Benjamin: "Tesis de filosofía de la historia", en Discursos interrumpidos I, Madrid, Taurus, 1989, pp. 175-191, Tesis núm. 12.
(14) El entrecomillado de la frase anterior está tomado del artículo "Gijón aplaudió la presentación del grupo Poesía de la Conciencia", publicado por La Nueva España, 13/7/2001. En cuanto a la reducción del significado de las poéticas materialistas a una identidad apriorística y no cuestionada, es ésta una operación que se deja entrever sin ir más lejos en el clarificador texto teórico de César de Vicente Hernando: "La poesía de Antonio Orihuela o la experiencia de los límites", prólogo a Piedra, corazón del mundo, Valencia, Germania, 2001, pp. 7-17.
(14) El entrecomillado de la frase anterior está tomado del artículo "Gijón aplaudió la presentación del grupo Poesía de la Conciencia", publicado por La Nueva España, 13/7/2001. En cuanto a la reducción del significado de las poéticas materialistas a una identidad apriorística y no cuestionada, es ésta una operación que se deja entrever sin ir más lejos en el clarificador texto teórico de César de Vicente Hernando: "La poesía de Antonio Orihuela o la experiencia de los límites", prólogo a Piedra, corazón del mundo, Valencia, Germania, 2001, pp. 7-17.
(15) En su discurso de recepción del premio Theodor W. Adorno, el 22 de septiembre de 2001 en la ciudad de Frankfurt, Jacques Derrida recuperaba la idea de que la frontera entre realidad y sueño cumple la misión primordial de dañar los sueños más urgentes y más bellos (reproducido como "La lengua del extranjero" en Le Monde Diplomatique, núm. 75, 2002, pp. 18-21). Obsérvese que la crítica derrideana del positivismo no está proponiendo un rechazo ingenuo de la noción de realidad sino un cuestionamiento de toda frontera rígida entre lo que es realidad y lo que no lo es, así como una defensa decidida del papel ineludible y desestabilizador que aquí juega la escritura. Una puesta en crisis complementaria de la noción de frontera, así como una crítica del (absolutismo del) reflejo y la reivindicación de la refracción y el desvío lingüistico fue planteada, desde un marxismo heterodoxo, por V. N. Voloshinov en El marxismo y la filosofía del lenguaje, Madrid, Alianza, 1992. Voloshinov acabó desaparecido durante las purgas estalinistas de los años treinta.
(16) F. Herrero: Echarse al monte, Madrid, Hiperión, 1997, pp. 49, 50, 23 y 44.
(17) J. C. Mestre: La tumba de Keats, Madrid, Hiperión, 1999, pp. 9, 12, 45 y 86.
(18) C. García: Cuántas llaves, Barcelona, Icaria,1998 (sintomáticamente prologado por M. Vázquez Montalbán). A. Ortega: Arenario, Oviedo, KRK, 1998. M. Casado: La mujer automática, Madrid, Cátedra, 1996. Casado, entre otros trabajos, ha dedicado un importante ensayo a destacar el carácter de denuncia que tiene la poesía de Jorge Riechmann, "Para recuperar los nombres", Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 544, 1995, pp. 113-124.
(19) Paul Celan: "El meridiano", en Obras completas, Madrid, Trotta, 2000, p.509.
(20) G. Deleuze: Crítica y clínica, Barcelona, Anagrama, 1997, p. 40. Pueden consultarse dos útiles introducciones a la filosofía de Deleuze y de Adorno, respectivamente: A. Navarro Casabona: Introducción al pensamiento estético de Gilles Deleuze, Valencia, Tirant lo Blanch, 2001; V. Gómez: El pensamiento estético de Theodor W. Adorno, Madrid, Cátedra, 1998.
(21) De esta resistencia al monopolio lingüístico, en el terreno de la producción poética, todavía son testimonios (ideológicos y utópicos) prácticas colectivas como las que llevan a cabo el Taller de Escritura en Casas Okupadas (Barakaldo), el Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia (Madrid) o el grupo Palabra Itinerante (Sevilla).
(22) El elemento de poeticidad inscrito en los nuevos movimientos sociales, y su paradójica y desafiante relación con las actuales políticas de desaparición legal (Virilio) es un aspecto que permitiría enfocar más ampliamente la cuestión de la crítica social, en el sentido del carácter social de toda crítica práctica (A. Méndez Rubio: "La revolución invisible (La cultura como espacio de conflicto y resistencia)", Voces y Culturas, núm. 15, 2000, pp. 129-150.
Como lector observo y releo; y entre mundos tan distanciados en lo profundo, "en lo profundo todo es ley", que dijera Jenaro Talens, tanto Riechmann, como Antonio Méndez o el propio Enrique Falcon abordan de manera radical ese ser/escribir/devenir social.
David Eloy, Jose María Gómez (La palabra itinerante) son jovenes voces que estan en el caudal de poesía crítica, subversiva, valiente, arriesgada, conflictiva, de sangre dada, de vida abierta sin simulacros, apasionadamente abierta al otro, al ombligo de las multiplicidades del mundo, especialmente ese río de ríos de los acallados...
Sobre la índole de una escritura anormalizada
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Sin derrotismo, sin esperanza:
volcar en verso un verso y otro,
sacudirse el miedo, mirar bien
donde antes había un muro.
Y callar ante la noche, no.
Y reir ante la indiferencia, no.
Es posible otro signo, no descubierto.
Escupir antes que tragar.
Sin vergüenza, sin heroicidad:
Un decir o un temblor de verdad,
que nace en dolor ajeno,
que es el único que no calma
la medicina del sistema,
el convencional sedante
de la publicidad y los premios de azar.
Un verso y otro, de otro y de ninguno,
sin ombligo, sin púlpito,
sobrio en el aire como la hoja
ya suelta de no se sabe que árbol.
Los taladores
y los huérfanos
están frente a las orillas de un grito.
¿Dónde estamos nosotros?
- que la escritura sitúe, tome partido,
yerre, se hunda, estalle,
pero que diga donde no está el poeta,
su no camino, su no espejo, su no negocio,
y traiga de un plegado verbo indócil
toda su primera intención,
todo su fértil silencio desenmascarado.
¿Qué poema resiste un careo
con la limpidez del profundo ay que nos mueve?
¿He de vivir
por lo que amo?
¿Quién escribe, qué busca?
Hay en el mediodía un sol que habla
con luz cegadora. Y aún
no se
cómo es este esplendor un posible
entender,
una navegable escritura
sino es afuera de tanta y tan ruidoso circo de vanidades.
V. G.
martes, 26 de junio de 2007
Poemas desde Guantanamo
Jumah al Dossari, de 33 años, ha perdido la razón. Está aislado desde 2003. Ha intentado matarse 12 veces desde que está en Guantánamo: desde asfixiarse con su sábana a cortarse las muñecas. Sin éxito. En una carta escrita en 2005 dijo: "Guantánamo sirve para destruir a la gente. Y a mí me han destrozado". En uno de sus poemas pide:
"Tomad mi sangre
Tomad mi sudario y
Los restos de mi cuerpo
Fotografiad mi cadáver en la tumba, sólo
Enviadlo al mundo
A los jueces y
A la gente de conciencia".
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Los poemas muestran enfado, desilusión. Locura. Como el preso que habla con el mar para decirle que es cómplice de su encarcelamiento. "Estoy encerrado en la prisión de esta isla y tú, el mar, eres colaborador de los captores que me guardan". Las 84 páginas que verán la luz en agosto tras haber pasado el filtro de la censura militar puede que sea la única voz de los que sobreviven en el gulag americano.
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Han conseguido escribir con cualquier y sobre cualquier material. En Guantánamo no hay ni tinta ni papel. Al menos para los reclusos. Ambos materiales son considerados una amenaza contra la seguridad de EE UU. Cuando los reclusos se pasan notas, los guardas las destruyen pensando que son mensajes codificados que podían llevar a un motín. Cada hoja de cada libro que se les presta para leer es revisada de vuelta en la biblioteca para comprobar que nada ha sido escrito, que no hay confabulaciones terroristas en las páginas de los libros de Harry Potter
El responsable de que esta peculiar obra literaria vea la luz es Marc Falkoff, profesor de Derecho con un doctorado en Literatura y que representa a 17 presos de Yemen. Falkoff ha viajado hasta la isla en 10 ocasiones. Como editor del libro que publicará la Universidad de Iowa, Falkoff ha dedicado la obra a "sus amigos del otro lado del muro".
"América, cabalgas sobre las espaldas de huérfanos
y los aterrorizas a diario.
Bush, ten cuidado.
Dirijo mi pena y mis lágrimas a Alá.
Estoy melancólico y oprimido.
Mahoma, no me olvides.
Apoya la causa de tu padre, un hombre temeroso de Dios".
Sami al Hajj
A proposito de Julio Cortazar
... / ...
Digo juegos con la gravedad con que lo dicen los niños.
Toda poesía que merezca ese nombre es un juego.
Julio Cortazar
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Dos almas se disputan el portaalmas
de Julio Cortazar.
La una arroja un chorro continuo
de imágenes impulsadas por el torbellino
de lo arbitrario y lo improbable;
la otra levanta construcciones geométricas
obsesivas que se mantienen
en equilibrio sobre la cuerda floja.
AUN HAY HUMEDAD EN LA CENIZA QUE AMAS
como esta verdad, que está mal hecha.
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Hagan ustedes la verdad mejor»
Antonio Gamoneda es un poeta que acostumbra a escuchar con tanta intensidady silencio como si estuviera creando un poema. Su cordialidad, su sencillez, acojen. Pero no es su lugar un paraíso, sino las cenizas de una batalla, los acantilados del fin del mundo, - su mundo -, que ya en desmemoria se resiste a ser olvido sin antes dar memoria de los vencidos y señales del amor que los mantuvo entre la paz y la justicia, defendiendo su esperanza.
«La poesía ya sólo
es conciencia que canta;
sólo el son que descubre
fraternidad»
Angelines y Antonio dan muestras de cercanía, aunque vienen de tan lejano país, de tan extraña y prodigiosa vida aterrada que uno siente en su compañía un temblor que se extiende como liquenes en la madrugada. Y pese a tan hondo helor, todo a su alrededor es cálido, materna intimidad, nido de silencio espectante, ávido de esos mensajes sin caligrafia que muestran sus manos, que relumbran sus ojos.
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«La única poesía,
es la que calla y aún ama este mundo»
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AMOR que duras en mis labios:
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Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio hasta la llaga azul del corazón.
Amor que duras: llora entre mis piernas,
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come la miel sin esperanza.
HE ENVEJECIDO dentro de tus ojos; eraas la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en tus frutos nocturnos.
lunes, 25 de junio de 2007
GONZALO ROJAS
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Oscuridad Hermosa
Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.
Palpitante,
no sé si como sangre o como nube errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.
Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.
LOVECRAFT: "Hongos de Yuggoth (Fungi from Yuggoth)"
Manuscrito del autor....
"Para mí, la principal dificultad al escribir una autobiografía es encontrar algo importante que contar. Mi existencia ha sido reservada, poco agitada y nada sobresaliente; y en el mejor de los casos sonaría tristemente monótona y aburrida sobre el papel."
Su único poemario encontrado es "Fungi from Yuggoth", del que extractamos traducido un poema.
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I. The book (El libro)
El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
Entré, hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
UN EURO, UN MILLON, UN BILLON...
José Ignacio González faus, La Vanguardia, 6-11-2003
El País, 29-4-2007
En países latinoamericanos como Ecuador y Honduras, Ayuda en Acción, ONG especializada en trabajar con la infancia, hace maravillas con un euro. Y sobre todo las hace en la "canasta básica de la compra". Vayamos a los mercados de Ecuador, un país donde el salario básico mensual es de 108 euros. Con esa moneda de un euro que a veces a nosotros nos parece tan insignificante, podemos comprar medio kilo de carne de vaca o de cerdo. O medio kilo de queso. O un pollo y medio. Es decir, hasta puede comer una pequeña familia, a menudo rota por la emigración."Aquí, el principal problema que tenemos es el bajo nivel de la educación, que, unido a la desestructuración de muchas familias, porque los papás han emigrado a España o a Estados Unidos, deja a los niños en situaciones muy vulnerables", dice Mónica Jacome, encargada de coordinar la comunicación de esta ONG en el país andino. "La falta afectiva les arrastra, por ejemplo, a las pandillas callejeras. Además, a medida que van creciendo, se dan cuenta de las pocas oportunidades que tienen de ambicionar algo. Para muchos, la única salida sigue siendo irse para allá, a la tierra de ustedes".
Vacunar 14 cabezas de ganado. Chad. Intermón-Oxfam
Un día de colegio, con todos los gastos cubiertos, los que se ven y los que no: matrícula, traslados, material, educación, uniforme y un tentempié. Todo eso puede conseguirse en El Salvador con un euro (por 50 céntimos más, una comida), que Plan España administra en forma de becas escolares a alumnos de secundaria. Un millar de jóvenes, procedentes de comunidades marginadas y con buen rendimiento académico, se benefician de estas ayudas en un país donde la tasa neta de escolarización cae en picado en secundaria: en 2004 era del 27,1%. Para beneficiarse de estas becas, Plan exige el compromiso de los padres, que deben certificar que sus hijos van a seguir estudiando. Porque el abandono escolar, sobre todo el de las chicas "trabajadoras en casa y en los campos", es una de las debilidades estructurales en los países en desarrollo. Para muchas familias, el coste de enviar a las hijas al colegio es demasiado alto, en comparación con la ventaja inmediata que obtienen de su trabajo. "Con estas becas contribuimos a lograr la igualdad", explica Macarena Céspedes, portavoz de Plan España.
Tres días y medio de vida. Zimbabue. Médicos sin Fronteras
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Un día de agua potable para 2.600 personas. Angola. Acción Contra el Hambre.
Una sola gota de agua contaminada puede llevarse por delante a decenas de personas. El cólera, una enfermedad cien por cien curable, hace estragos periódicamente, sobre todo entre los niños, en los países pobres, como demuestra la epidemia desatada en Angola el pasado año que costó la vida a 3.000 personas. Muchas víctimas, demasiadas si se tiene en cuenta lo poco que cuesta potabilizar el agua: por un euro, 150 gramos de cloro aseguran las necesidades básicas diarias de 2.600 personas. "El agua es el principal agente transmisor del cólera", afirma Basilio Rodríguez, técnico de agua y saneamiento de Acción contra el Hambre en el distrito de Benguela, uno de los más tocados por la epidemia. "La enfermedad se elimina a través de las heces, así que el único tratamiento, una vez contraída, consiste en suministrar al enfermo agua tratada (clorada), para evitar la deshidratación, principal causa de muerte, sobre todo en los niños. Si se toma agua potable, el cólera no se reproduce y el episodio termina". Además de la cloración de las fuentes de agua habituales (pozos, depósitos, etcétera), esta ONG se emplea a fondo en la sensibilización de la población frente al periódico embate de la enfermedad. "Han oído hablar de bacterias, pero cuando ven las almohadillas que utilizamos para el análisis bacteriológico, con la superficie llena de puntitos negros "las colonias de bacterias", reparan de verdad en ello. Es lo que más les impresiona".
El diagnóstico de una madre con sida. Campaña internacional. Unicef España